Se escriben ríos de tinta (o tuits para los más jóvenes) con la situación del primer equipo, pero qué pasa con el filial? Qué papel debe de tener?
Cuál debe de ser la prioridad? Luchar por el ascenso a cualquier precio? O priorizar la formación de jugadores para que lleguen al primer equipo en las mejores condiciones?
Antes de entrar en ello, me gustaría poneros en contexto.
BREVE HISTORIA
El filial nació como tal en 1970, bajo la presidencia de Agustí Montal, tras la fusión del CE Comtal y del Atlètic Catalunya, con el objetivo de que los jugadores formados en la base compitieran con jugadores profesionales.
El Barça Atlètic empezó la temporada 70-71 en Tercera División, y no fue hasta la 74-75 que no debutó en Segunda. Contando con la temporada actual, el club lleva 27 temporadas en Segunda B, 23 en Segunda, 4 en Tercera y 1 en preferente.
Como curiosidad, hemos conseguido 5 campeonatos de Segunda B y 2 de Tercera (la última, la temporada 07-08 con un tal Pep Guardiola a la cabeza.
ACTUALIDAD
El equipo acaba el 2024 con 22 puntos, a 6 puntos de los puestos que dan derecho a Playoffs (y a 14 del liderato).
Llegados a este punto, qué debemos hacer, luchar por el ascenso, formar jugadores, ambas..?
Bajo mi punto de vista, la prioridad debería de ser formar jugadores, que tengan un estilo de juego acorde al primer equipo y que los entrenadores tengan buena comunicación (por supuesto, cada uno con su equipo y respetándose). Si se forma bien a los chavales cuando llegan al primer equipo notan menos la diferencia de categoría, y su adaptación es más rápida (Cubarsí, Casadó, Bernal…).
Por otro lado, casos como el de Darvich, Faye, Halilovic, Pablo Torre, que les pueda más costar subir, iría bien foguearlos en Segunda? O jugadores que se pretenden como Antonio Cordero? A qué precio? O los dejamos marchar cedidos a un Primera?
Evidentemente, hay que ir a ganar todos los partidos, luchar por sacar el máximo de puntos, pero priorizando la formación de estas perlas.
Si algo nos destaca como club, es la cantera, es lo que nos ha hecho (y nos seguirá) haciendo grandes.